UN VALOR
ESENCIAL
La
confianza, hermana de la fe, es uno de los valores más necesarios. Cuando esta
se pierde, con ella se van grandes bienes y llegan grandes males. La confianza
se apoya en la honestidad y ambas son la raíz de la credibilidad, gracias a la
cual obtenemos firmeza en nuestras relaciones.
La
confianza en nosotros mismos también es la base de todo lo que hacemos y nos da
fuerza para perseverar sin rendirnos. Todo está perdido cuando dejamos de
confiar en nosotros mismos, en Dios y en los demás, y todo se puede esperar
mientras seguimos confiando.
“Nunca
les faltara nada a los que tienen confianza y los que con un espíritu animoso confían
en Dios”.
“Hay
que tener gran confianza y no apocar los
deseos, porque todo se logra con una determinada determinación”.
“Oh,
Señor mío, si de veras te conociésemos, no se nos daría nada de nada porque
dais mucho a los que del todo confían en Ti”.
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